Un grupo de iglesias cubanas, de distintas denominaciones, se está uniendo para apoyar a los niños enfermos de cáncer. Durante el 2014 más de cinco mil menores fueron beneficiados por medio de la oración.

Elizabeth regresa a los recuerdos viendo fotos antiguas, en las que se aprecia los rostros de niños y familias que luchan contra el cáncer.

«En 1994 comencé a visitar la sala de Neuropediatría, más tarde conocí a una niña en la sala de Oncología que fue el instrumento que Dios usó para llevarme a esta sala. Ella me decía: ‘Ora por los niños, después ora por mí’. Cosas como esas que los niños sean los que prediquen la palabra, nos anima a nosotros a seguir haciéndolo», relató Elizabeth Hernández, directora del ministerio “El Verdadero Amigo”.

«Dios ha puesto muchos corazones de personas que aún no son cristianas, nos han apoyado con finanzas, juguetes, ropa, zapatos. Muchas denominaciones diferentes hemos estado unidas. Hace poco hicimos una actividad y nos unimos cinco iglesias. Creo que es un sentir que hay en el corazón de las personas que necesitan dar», agregó.

Este año más de cinco mil niños han sido beneficiados por el ministerio. Una de las actividades que más impacto tiene en las familias afectadas, es la visita de niños de la iglesia a los hospitales. Tanto así que más de 200 infantes han recibido a Jesús en lo que va de año.

«Hemos logrado sistemáticamente que ellos visiten a esos niños, que hagan actividades, que intercambien cartas», expresó Hernández.

Elizabeth ha acompañado a todos en ese duro camino al que la ciencia vaticina un final inevitable. Armada únicamente con su fe, desde el ministerio que encabeza ha compartido las lágrimas de un adiós, pero también la sonrisa del milagro.

«Conocimos a una niña llamada Amanda desde los seis meses, que tenía una leucemia bien delicada, y se le hizo un trasplante de médula, pero el trasplante falló. (Los médicos) Le dijeron a su mamá: ‘ya no hay nada que hacer con Amanda’. Ella se tiró a llorar, a despedirse de Amanda. Pero, de pronto escuchó una voz que le dijo claramente: ‘¿Por qué te has olvidado de mí?’ Ella miró a su alrededor y no vio a nadie, miró a la ventana, pidió perdón a Dios y entonces empezó a orar por su hija», relató Hernández.

«Me quedé arrodillada orando hasta que me quedé dormida, y al otro día por la mañana, sentí el resplandor del sol y escuché una voz que me llamaba: ‘Mamita, mamita tengo hambre'», contó a una iglesia la madre de Amanda.

«Los médicos mismos tuvieron que decir: ‘creemos que es verdad, que ha sido un milagro de Dios'», dijo Hernández.

Hernández lee una carta escrita por la madre de Amanda: ‘Gracias por todo lo que nos han brindado, ese amor tierno y sincero, por todas las horas que oran por mi pequeña Amanda, ella crecerá y yo me encargaré de educarle bajo los principios de una verdadera cristiana’.

«Amanda ahora tiene 16 años, está visitando una iglesia y sus padres también están en los caminos del Señor», concluyó Hernández.

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