1. Léela con un corazón arrepentido y que reconozca su hambre de Dios. (Esto es lo más importante de este post).

2. Léela procurando dejar a un lado los prejuicios que tal vez te han enseñado en tu congregación y ni cuenta te has dado. En otras palabras, no la leas a través del lente que te ha enseñado tu denominación, y en cambio léela como si vivieras un mero cristianismo. Cuando hagas esto, te llevarás muchas sorpresas.

3. Léela luego de orar y/o antes de orar.

4. Léela con algún amigo de vez en cuando.

5. Léela en varias traducciones y versiones (pero sé cuidadoso a la hora de elegir qué versión usar).

6. Léela en compañía de la lectura de comentarios bíblicos escritos por verdaderos hombres de Dios cuando se te haga muy complicado entender lo que lees.

7. Léela más de lo que lees libros cristianos, ya que es mejor leer la Biblia directamente que leer lo que alguien más dice de ella.

8. Léela mientras anotas en un cuaderno lo que aprendes.

9. Léela de forma lenta, pero no te quedes atorado en un pasaje cuando no lo entiendas y continua de largo (lo más seguro es que más adelante entenderás).

10. Léela con la menor cantidad de distracciones posibles.

11. Léela y subraya o resalta los pasajes que quieres volver a leer o aprender (y decides releerlos de vez en cuando).

12. Léela tomándola en serio. Dios no ha tartamudeado en Su palabra. La Biblia no es complicada de entender.

13. Léela todos los días, y verás como cada día querrás leerla más y más.

14. Léela mientras estudias y tomas en cuenta el contexto en el que fue escrito lo que lees (de nuevo, te digo que te llevarás algunas sorpresas).

15. Léela por libros y capítulos completos en vez de leer simplemente versículos y frases sueltas.

16. Léela interpretándola con la misma Biblia. El mejor libro para entender la Biblia es la misma Biblia y esto es algo que aplicaremos con el tiempo.

17. Léela de nuevo luego de leerla.

18. Léela mientras la meditas. (Por cada minuto que paso leyendo, suelo pasar muchos minutos más meditando)

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